Las primeras catapultas fueron en
forma de una enorme resortera u honda planeada por Alejandro Magno y sus ingenieros para poder derribar las murallas del
imperio persa. Los griegos tenían una enorme honda que lanzaba enormes flechas
por medio de cuerdas elásticas, luego ese modelo fue modificado para lograr
lanzar piedras usando la energía de cuerdas elásticas más la energía de otras
cuerdas de tensión.
Las catapultas más primitivas
disponían de un brazo con forma de cuchara en el extremo para situar y lanzar
el proyectil, pero las últimas versiones antes de la aparición de la pólvora
usaban una honda para lanzar el proyectil.
Actualmente la catapulta se
caracteriza más con la llamada honda o también llamada en Argentina gomera. Es
un instrumento que portátil
que se utiliza para lanzar proyectiles.
La gomera está formada por un marco generalmente de madera en forma de Y que dispone de dos tiras de goma atadas a las puntas superiores. Las tiras sostienen una base de cuero, tela o plástico, donde se sitúa el proyectil. Se utiliza sujetándola con la mano no dominante (en la mayoría de la gente, la izquierda) y extendiendo el brazo. Entonces, se toma el proyectil a través de la base agarrándolo entre los dedos índice y pulgar y se estira para situarlo a una altura cercana a la mejilla. Entonces, se apunta y cuando se suelta sale el proyectil disparado hacia el objetivo.
Las gomeras u hondas caseras han sido un juguete tradicional para niños durante buena parte del siglo XX, porque generalmente se lo considera un arma que no es capaz de infligir daño grave en otras personas. Sin embargo es posible fabricar tirachinas más potentes y que pueden causar daño importante.
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